Mostrando entradas con la etiqueta Curro Romero. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Curro Romero. Mostrar todas las entradas

domingo, 14 de abril de 2024

14 de abril de 1974: Las alternativas de Frascuelo y Paco Alcalde en Barcelona

Un día como hoy de hace 50 años fue Domingo de Resurrección, fue domingo de inicio de temporada en muchas plazas de España y en esos días, cuando había toros en Barcelona, la temporada de la Monumental arrancó con una singular corrida de toros en la que Curro Romero convirtió en matadores de toros al madrileño Carlos Escolar Frascuelo y al manchego Paco Alcalde. Podrá pensarse que es extraño que en esa señalada fecha el Faraón de Camas no actuara en Sevilla, pero revisando los anuarios, puede uno darse cuenta que ese señalado domingo pasa a ser de su exclusiva hasta el año de 1981 y que en 1974, actuaron allí ante toros de María Pallarés el rejoneador Antonio Ignacio Vargas, Manuel García Palmeño y Julio Vega Marismeño

Una tarde en la que se otorgan dos alternativas no es frecuente en la historia de la fiesta. Así lo discurre Julio Ichaso, cronista del diario barcelonés La Vanguardia, quien, en el introito de su relación de esta corrida, refiere:

En lo que va de siglo se han otorgado las siguientes: el 10 de octubre de 1909, en Barcelona, La recibieron los diestros mejicanos Carlos Lombardini y Piña y Pedro López e Hinojosa, de manos de «Machaquito» y Moreno de Alcalá. El 26 de septiembre de 1918, en Madrid, con Joselito «El Gallo», como padrino se doctoraron Manuel Varé y García «Varelito» y Domingo González Mateos «Dominguín». Hasta el 12 de octubre de 1950 no se efectúa otra doble alternativa. «Cagancho» la confirió, en Valencia, a Julio Aparicio y Miguel Báez «Litri». El 1o de noviembre de 1951 tuvo lugar en Utrera (Sevilla) la misma ceremonia a favor de Juanito Doblado y Juan de Dios Pareja Obregón, de manos de «Chicuelo». De nuevo, nuestra plaza de Barcelona y durante los festejos de Nuestra Señora de la Merced, el 27 de septiembre de 1956, César Girón se las otorga a sus hermanos Rafael y Curro Girón, diestros venezolanos. La última alternativa doble que nos acordamos se refiere a Diego Cadena Torres, ecuatoriano, y Pepín Vega, los cuales, precisamente el 19 de septiembre de 1971, en el coso de La Algaba (Sevilla) recibieron los entorchados de matadores de toros de manos de «Utrerita»…

El encierro a lidiarse fue de Juan Mari Pérez Tabernero, de Matilla de los Caños, Salamanca, ganadería que actualmente lidia como Montalvo. Una corrida escasa de fuerza, que, a decir de las crónicas, condicionó en gran medida el resultado final de la corrida. Escribió Rafael Manzano para la Hoja del Lunes de la capital catalana:

El encierro de don Juan María Pérez Tabernero careció de fuerzas. El primero ya se ha dicho: cayó en la arena y allí tuvo que ser apuntillado; el segundo, llegó a la muerte con un refilonazo y dos pares de banderillas; el tercero, no aguantó más que una vara; el cuarto, una res más hecha, acusó media arrancada en el último tercio; el quinto tuvo una embestida larga, aunque punteó algo por el derecho; y, el que cerró plaza fue un pan sin sal, y también carecía de fuelle…

Y agregaría Juan Fontanet del diario Mundo Deportivo, más o menos en la misma línea de pensamiento:

…la corrida de Juan Mari Pérez Tabernero de ayer tarde en la Monumental de nuestra ciudad, primera de este ejercicio, no pudo satisfacer más que a contados espectadores, de esos que cuando un toro no puede con el rabo, y se cae y se vuelve a caer y el espada, montera en mano, solicita el cambio de tercio después un puyazo, cuando no de un leve picotazo, aplauden alborozados, sin comprender que al hacer esto, lo que hacen, en realidad, es aplaudir la inexistencia del toro. Porque si lo que salió por chiqueros es un toro, un toro de verdad, ni con vara ni con dos lleva suficiente castigo…

Y es que, dice la máxima, cuando se cae el toro, se cae la fiesta, y eso es una verdad que no se puede negar.

La alternativa de Frascuelo

El primero en recibir los trastos de Curro Romero fue Carlos Escolar Frascuelo, con la cesión del toro Desconocido, número 27. Pero lo destacado de su primera tarde como matador de toros lo tuvo con el quinto de la corrida, de nombre Gatuno, ante el que, de conformidad con lo que escribió el cronista de la Hoja del Lunes, realizó lo siguiente:

Al quinto, una res cornivuelta la saludó «Frascuelo» con dos largas cambiadas, de hinojos. Y volvió a lucirse en un quite por gaoneras. Esta vez fue premiado con palmas en las banderillas. Construyó el maestro una faena larga y voluntariosa, iniciada con tres pases ambas rodillas en la arena. Nos gustaron algunos naturales, pero siempre con el defecto de que la res le engatillase el engaño. Mató con agallas, de una hasta la bola, chispa tendida. Y como el respetable había ido con ganas de divertirse pidió la oreja concedida por el «usía». Dio la vuelta al ruedo con una cargazón de flores…

La tarde de Paco Alcalde

El torero manchego fue investido como matador de toros en el tercero de la tarde, nombrado Azuceno, número 36, pero al igual que Frascuelo, la médula de su actuación se encontraría con el toro que cerró plaza, anunciado como Leñador y del que refiere Julio Ichaso que su actuación fue:

Sexto, número 75, «Leñador». Se escobilló al rematar en tablas. Admiramos lances estupendos. Los garapullos los clavó Alcalde con gran juego de brazos, el último extraordinario, por dentro jugándose el tipo. Muchas palmas. Faena muy peculiar del manchego iniciándola con pases por la derecha, en dos tandas, a cuál más atractivas y llevando a su oponente uncido al engaño, sin perderle la cara. Olés y música. Todo lo realizó cerca, cerquísima, sin vacilaciones ni dudas. Un metisaca y, a la segunda ida hacia el morlaco, clavó la espada con una herida mortal de necesidad. Cortó una oreja y lo pasearon a hombros por la arena, al igual que a su compañero «Frascuelo»…

La tarde de Curro Romero

Las opiniones acerca de la actuación de Curro Romero son encontradas. No hay dos que coincidan en cuanto a forma ni en cuanto a fondo. La opinión de Rafael Manzano en la Hoja del Lunes es la más desarrollada, pero sin dejar de señalar que el maestro salió abroncado de la Monumental:

…confesemos que lo más artístico de la tarde a él se lo vimos: cuatro verónicas, lentas, armoniosas, con aire de sonata. Lástima que el toro, de chocolate, leche y mantequilla, careciera de fuerza. Casi sin picar y con dos pares de banderillas pasó al último tercio. Montó el maestro una faena adornada, donde destacaron algunos pases de la firma, llenos de garbo, así como algunos ayudados. Pero la res estaba completamente agotada. Y el maestro la rindió de un pinchazo y un bajonazo. Protestas. El cuarto de la tarde, una res astifina, no gustó al faraón desde que pisó la arena. Lo lanceó con la pañosa, movido. La res tomó dos varas, muy fuertes y llegó con media arrancada al último tercio. Curro Romero, se limitó a un toreo por la cara y a aventarle las moscas a su enemigo. Al que despenó de un pinchazo hondo y una estocada propinada a paso de banderillas. Bronca…

Fue Curro Romero en estado puro.

El devenir de los toricantanos

Paco Alcalde tuvo un breve espacio de gloria en las temporadas de 1975 a 1978, en las que toreó más de una cincuentena de corridas en cada una de ellas, llegando a ser una de las cabezas del escalafón, posteriormente comenzó a descender su número de actuaciones hasta que en el año de 1994, cambió el oro por la plata, habiéndose colocado en diversas cuadrillas, entre ellas, la de su sobrino Francisco Rivera Ordóñez.

Por su parte Carlos Escolar Frascuelo a la fecha se mantiene dentro del escalafón de matadores de toros, y hasta hace relativamente poco tiempo, era un infaltable en las corridas del verano madrileño, festejos en los que enfrentaba toros de los que no todos los diestros aceptan, y siempre desarrollando una tauromaquia clásica e inclinada hacia la pureza.

La corrida del día siguiente

La corrida del lunes 15 de abril, con los toros de don Lisardo Sánchez para El Viti, Niño de la Capea y Manolo Arruza, se suspendió por lluvia y quedó pospuesta para el domingo 28 de abril.


domingo, 8 de octubre de 2023

Alfredo Leal, a 20 años del adiós de un príncipe

Alfredo Leal
La temporada novilleril del 48 fue generosa al proporcionar toreros que caminaron más o menos largo en las veredas del arte del toreo. Varios de ellos se habían presentado en alguno de los dos calendarios anteriores, pero fue en ese año cuando consolidaron su posición y dejaron sentado que podían “ser gente” en el planeta de los toros. Así, toreros como Héctor Saucedo, Nacho Treviño, Jorge El Ranchero Aguilar, Alfonso Pedroza La Gripa, Curro Ortega, Fernando López El Torero de Canela, Tacho Campos, Rubén Rojas El Jarocho o Paco Ortiz fueron quienes, independientemente de Los Tres Mosqueteros, que llevaron el estandarte de esa generación, demostraron con el tiempo que lo que apuntaron era verdadero.

Dentro de ese grupo estaba un joven de la capital mexicana, Alfredo Leal, quien impresionó a la afición de la capital por la apostura con la que llevaba el terno de luces, como por la clase y la naturalidad con la que se desenvolvía delante de los toros. En el mes de septiembre de ese año, cuando se presentó en el viejo coso de El Progreso de Guadalajara, cautivó también a la afición tapatía y le produjo a don Francisco Madrazo Solórzano la siguiente impresión:

Tres presentaciones, y de los tres novilleros en esta plaza, sólo sobrevivió – y con creces – en el mundo de los toros, Alfredo Leal Kuri, que sería andando el tiempo, un diestro de fino hacer y limpio trazo, que lo convirtieron en un torero de primerísima fila en nuestra fiesta... Aquella tarde se quedó solo con la novillada de Santín, pues resultaron heridos sus compañeros... y la gente comenzó a hablar de Leal, un torero de cristal...

Como podemos ver, pronto quedó claro que Alfredo Leal llevaba bien unidos el ser y el parecer del torero. No era únicamente una figura que vestía bien y representaba adecuadamente lo que debería ser un diestro, sino que delante de los toros, lo confirmaba.

El hacer del Príncipe del Toreo ante los toros

Se atribuye a Curro Romero la afirmación de que el toreo es natural cuando las cosas se hacen a lo que da el brazo y la muñeca… Cuando las cosas se hacen sin estar forzado… Pues vamos, así toreaba Alfredo Leal. A pesar de medir un metro ochenta y seis de estatura – confesión hecha al entrevistador de El Ruedo días antes de su alternativa – no abusaba de sus extraordinarias dimensiones corporales para dar, en apariencia, mayor extensión a las suertes, sino que, manteniendo una majestuosa verticalidad y aplicando las reglas del Faraón de Camas, únicamente ponía en juego el vuelo natural de sus brazos y el giro de sus muñecas. 

Esas premisas teóricas las llevaba a la práctica. Así describió una actuación suya Francisco Lazo en abril de 1972:

Lanceó en el centro del anillo, cargando ligeramente sobre la pierna de salida, a ritmo lento. Y con la muleta, echándola apenas adelante, embarcaba, templaba y mandaba, muy erguido, moviendo solo el brazo, con elegancia... Y ahora con la izquierda, más lento todavía, haciendo flamear el trapo rojo en el último tiempo, con un suave muñecazo. Trataba al toro con delicadeza para hacerlo sentir a gusto y sentirse él, Alfredo, igual. Y todo allí, en el centro del anillo, sin paréntesis que pudieran romper la continuidad, que sacaran de su embeleso al torero y cortaran aquel coro de ¡torero, torero!, o las aclamaciones que, de tan continuas, parecían una sola...

Esa verticalidad y esa natural verdad con la que se conducía en los ruedos, le convirtió en un torero que, si bien no se puede afirmar con rotundidad que ocupó la cima de la torería de su tiempo, sí estuvo presente en las principales plazas y en los mejores carteles, lo que no deja lugar a dudas de que ha sido una figura del toreo.

Ese hacer ante los toros hacía de Alfredo Leal un torero que levantaba interés en cualquiera de las plazas en las que se presentaba y evidente resulta que en las que los toreros artistas son preferidos, el interés que despertaba era aún mayor. En el año de 1968 fue un activo impulsor de la reanudación de las relaciones taurinas hispano – mexicanas y le correspondió torear la Corrida de la Concordia en Sevilla. Para esas calendas, en muchos medios había una nueva generación de escritores. Es el caso de El Ruedo, donde un joven Jesús Sotos comentó acerca de su reaparición allí en la feria abrileña del siguiente calendario:

¡Qué gran planta la de Alfredo Leal! Tenía ganas de encontrarlo en un coso, y Canorea nos ha dado la oportunidad de saborear su talento. Bien por el mejicano que abrió la última temporada el camino – y la buena esperanza – al finiquitado “tiquis – miquis” taurino hispano mejicano. Muy bien Leal. Y eso que no le salieron los toros que él necesita para brillar a gran escala, a esa que su arte merece… Sabe estar…

El Príncipe del Toreo no fue uno de esos diestros que se quedan anclados en el tiempo de su surgimiento. Su personalidad y su forma de ser y de estar delante de los toros les hacen atractivos aún a quienes llegamos al conocimiento de la fiesta muchos años después. Ese conjunto de cualidades, reitera sin espacio para la duda, de que fue y será siempre una figura de los ruedos.

Alfredo Leal y los demás artistas

Cuando hablamos de naturalidad en el toreo a veces simplificamos diciendo el toreo de siempre o más poéticamente el toreo eterno. Lo hacemos para referirnos a ese toreo que parece sencillo, puro, adaptado anatómicamente a las proporciones corporales del que lo practica y que por supuesto, nos mueve las fibras espirituales, haciéndonos botar en nuestros asientos – Armillita dixit – llenos de alegría y de emoción.

Pero a veces, por buscar extensión a las suertes del toreo, se sacrifica la naturalidad, se busca ir más allá de lo que la extensión corporal da y se cae en una dudosa corriente artística que, si bien va acompañada de la personalidad propia del ejecutante y de la emoción que es propia del momento en el que se ejecuta, resulta antiestética, por precisamente, su carencia de naturalidad.

Casi podría afirmar que esa corriente es una especie de manierismo taurino, en el que por intentar forzar lo que constituye la armonía y la belleza del hacer ante los toros, se incurre en una serie de aberraciones y absurdos que terminan por destruir la esencia de su ejecución, porque la naturalidad, con el personalísimo aporte de quien lleva a cabo la faena, es la esencia de cualquier tauromaquia.

La naturalidad en el toreo no se aprende, es innata. Otras formas de expresión son generalmente resultado de la imitación – lógica o extralógica – de algún o algunos toreros vistos en los ruedos o en los videos. Encontrar la manera propia de ejecutar con naturalidad el toreo, debe ser quizás la tarea más complicada para el torero que inicia, porque en alguna manera, implica el encontrarse a sí mismo. Algunos nacen con la habilidad innata, otros tienen que trabajar para descubrirla, pero una vez hallada, su camino por las veredas del arte queda más o menos resuelto.

Para rematar

Alfredo Leal partió de este mundo hace 20 años el día 2 de octubre. Ha sido quizás, de los novilleros de su promoción, el que tuvo la carrera más longeva, porque todavía a mediados de los años ochenta siguió vistiendo el terno de luces. Nos ha dejado un interesante legado tanto en los ruedos como fuera de ellos, pues una vez que dejó de vestir el terno de luces se dedicó un par de años a dirigir los destinos de la Asociación de Matadores de Toros y Novillos y en su gestión se concluyeron las obras del auditorio Silverio Pérez que es una parte importante del patrimonio material de esa asociación sindical.

Mucho hay todavía que contar acerca de Alfredo Leal dentro y fuera de los ruedos, pero hoy, en la cercanía su aniversario luctuoso, dejo aquí estos recuerdos y estas reflexiones.

jueves, 12 de febrero de 2009

Joaquín Sabina


Hoy cumple 60 años Joaquín Sabina. Ha estado en la ebullición de algunas cuestiones de la Aldea de Tauro por su asociación con algunos de los mediáticos del momento, pero eso, desde mi punto de vista, no le quita que sea el Juglar de la España contemporánea -visto sea, desde esta orilla del Atlántico-. Así pues, recuerdo la efeméride con dos trozos de su obra que a mí en lo particular me han llamado la atención y sobre todo, me han gustado:






…Glorietas, revistas, zaguanes, pistolas,
“que importa”, “lo siento”, “hasta siempre”, “te quiero”,
hinchas del Atleti, gángsters de Coppola,
verónica y cuarto de Curro Romero.

Más de cien palabras, más de cien mentiras
para no cortarse de un tajo las venas,
más de cien pupilas donde vernos vivos,
más de cien mentiras que valen la pena...

“Más de cien mentiras”, en “Esta Boca es Mía”, 1994.


SONETO A AÑTOÑETE

Esta tarde la sombra está que arde,
Esta tarde rezamos los ateos,
Esta tarde Antoñete (Dios te guarde)
Desempolva el milagro del toreo.

Esta tarde Madrid es mi planeta,
Esta tarde se guarda la distancia,
Esta tarde da clases de muleta
El catedrático de la elegancia.

Esta tarde se paran los relojes,
Esta tarde hacen huelga las tormentas,
Esta tarde no importan los mundiales.

Esta tarde el chiquero sobrecoge,
Esta tarde, en su casa de Las Ventas,
Descumple años Chenel por naturales.

Aldeanos