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domingo, 4 de febrero de 2024

El día que Larita cortó un rabo en Madrid

Larita triunfante visto por Roberto Domingo
El Liberal, Madrid, 10/05/1921

Matías Lara Larita
es todo un caso dentro de la historia del toreo. Nativo de Málaga, estuvo activo en los ruedos como matador de toros durante diecinueve años, siendo alternativado en su tierra el 1º de septiembre de 1914 por Paco Madrid, en presencia de Juan Belmonte. No encajaba en aquel aforismo que decía que, para ser torero, había que parecerlo, porque era corto de estatura y definitivamente obeso, pero se distinguía por tener un valor a toda prueba, que le permitía enfrentar las corridas más complicadas sin mostrar apuro alguno y salir casi siempre, airoso de tales pruebas.

Juan Belmonte afirmaba que era el torero más valiente que él había conocido, por la razón de que no les tenía miedo a los toros. Y agregaba El Pasmo: “Larita” se encierra con seis Palhas y está tan tranquilo como si se hubiera encerrado con seis gallinas... usted no sabe lo que es un Palha visto de cerca, ni quiera Dios que lo sepa...

La 8ª corrida del abono de la temporada madrileña de 1921

Ese es el bosquejo del torero que fue anunciado para actuar el domingo 8 de mayo de 1921. Inicialmente iría acartelado con Curro Martín Vázquez y Pedro Carranza Algabeño II, para enfrentar una corrida portuguesa precisamente de Palha. Posteriormente el señor Curro presentó un parte facultativo que establecía que estaba impedido para actuar en esa fecha, por lo que le sustituyó Domingo González Dominguín.

La corrida que envió don José Palha no fue de esas de ¡Horror, terror y furor! que se anunciaban en los carteles como reclamo para su divisa. Revoleras, en el diario madrileño La Correspondencia Militar del día siguiente al del festejo, resume así el comportamiento del encierro:

El ganado, los terroríficos Palhas, fueron en conjunto bien presentados; hubo en ellos toda la gama de la ganadería portuguesa, desde la catedral que salió en cuarto lugar, al carabao del sexto, con unos cuernos que eran un par de lanzas, hasta el primero, más pequeño y escurrido de carnes que los demás...; pero en general, una corrida bonita, de lámina y de arrobas… La nueva Empresa sigue presentándonos «toros», y cuando en el ruedo hoy toreros con toros hechos, nos divertimos... En la pelea fueron algo desiguales...

Por su parte, don Gregorio Corrochano, en el ABC madrileño del día 10 de mayo siguiente, reflexiona:

De los seis toros de Palha, no hubo nada más que uno francamente bravo, el sexto; los demás no fueron bravos, ni los dos fogueados ni los otros tres; pero todos fueron fáciles para el torero, y nada peligrosos. Como se trata de toros portugueses, los calificamos con frase de un ganadero portugués, Gama, aquel escrupuloso ganadero, que no regateó a Murube para hacer una buena ganadería, que luego vendió a Antonio Pérez, cuando veía toros como éstos decía: “Mansos, mai sin maldade”.

Lo que sí, es que el encierro fue variopinto, como correspondía a su origen en la época, y así por su orden, salieron: Campanero, número 90, jabonero sucio; Bombita, número 67, cárdeno oscuro; Rendero, número 91, cárdeno salpicado; Guerrita, número 99, berrendo en negro; Pastor, número 63, berrendo en jabonero y Gabado, número 9, castaño.

Fueron condenados a banderillas de fuego cuarto y quinto de la corrida, los dos berrendos.

La actuación de Larita

Larita salió vestido, según a quien se lea, de tabaco y oro según El Toreo; gris y negro, de acuerdo a El Imparcial o de paja y negro conforme a La Correspondencia de España; la realidad es que era un vestido de torear que se salía de lo digamos, ordinario, como lo pretende describir P. Álvarez, en el último de los diarios citados:

El torero vestía una «toilette» casi original. No era el traje morado y negro con que toreó una nocturna y luego se fue a Teléfonos a celebrar una conferencia; el de ayer era color paja y negro. Su hechura, sus adornos, y la colocación de éstos eran el origen del comentario. En cuanto a la primera, no sabemos claramente su clasificación. Lo que sí podemos decir es que era una casaquilla ancha y larga, dando al torero un volumen aparente, mayor del que tiene, ya algo exagerado, porque Larita no es de cintura mimbreña y flexible. Más que chaquetilla, pudiera ser ranglán, «matinée», salida de teatro o copia del paletó de Fernando VII. Tal vez haya visto lo que nos recordaba un grabado de «La Lidia» antigua, en la que estaba Cúchares. Él ya lo dijo a los espectadores: soy torero antiguo… Aquellos agremanes y azabaches pudieran ser también de alguna manteleta que usaran las contemporáneas de Cúchares o la propia María Castaña…

Pues con ese desarreglo, que quizás llamaba a la hilaridad, Larita salió a jugarse alegremente la vida y se alzó con el triunfo. Pronto demostró que iba con seriedad, como lo describe Barbadillo en su crónica de El Imparcial madrileño del 10 de mayo siguiente:

Al primer bicho, cornalón y grande, y quedadote, y manso como todos – si se exceptúa al lidiado en último lugar, noble y bravo – de la temida y dura vacada portuguesa, lo principió a veroniquear muy cerca y apretado. Al tercer lance dio la res un hocicazo en un brazo al torero y lo tiró a rodar. Se alzó Larita e hizo su habitual gesto de despreocupación, y se echó a reír la gente. Fue de las pocas veces que la gente se rio. Que era anteayer “una cosa muy seria” ver a aquel hombre jugarse la vida con aquel brío, con aquel “desparpajo” – si vale la palabra –, con aquella pasmosa e inverosímil naturalidad… Peleó la res mansurroneando y tardeando y al llegar la hora de banderillear cogió el diestro dos pares de rehiletes, y después de jugar con el cornúpeta, entrecruzó los palos como si fuesen muleta y estoque para un pase ayudado, y en esta forma, a cuerpo limpio, dio el ceñido pase a la res. Es una suerte especial del torero, la hace “como quien lava” … clavó los cuatro arpones en el ancho de un duro. Fue formidable la ovación. Cogió los trastos de matar. El bicho le achuchaba por los dos lados; más por el derecho. El hombre lo trasteó, solo en los medios, brevemente, aguantando y pegando de verdad. Y se fue el bruto a las tablas del 6, y al hilo de estas tablas, dándole la espalda al toril y en donde el toro había de empujarle atrozmente, entró el diestro por dentro, se echó encima, cruzó soberbiamente y salió el animal rodado de la mano, con el estoque entero por la cruz… Así, a lo menos, es como hay que matar… Y la ovación enorme, la oreja, la vuelta, la salida a los medios, la apoteosis. Había sonado la hora de Larita…

Pero faltaba la guinda de su actuación. El cuarto de la tarde, el berrendo número 99, nombrado Guerrita por su criador fue el que le permitió redondear el triunfo ya conseguido. P. Álvarez, en La Correspondencia de España, escribió:

El toro, que había sido fogueado, estaba emplazado frente al 5, con la cabeza por el suelo y sin arrancarse. Se llegó con la muleta en la mano izquierda, y tan cerca estuvo de él, que, dándole un palo con el estoque en el testuz, el berrendo embistió, dándole dos pases, y teniendo de nuevo que avisarlo con el estoque para que se moviera… Después de tres pases dio un pinchazo que fue aplaudidísimo, media estocada, y luego hizo Larita la nota de valentía de la tarde: con el toro en los medios plegó la muleta, metió el brazo por encima del testuz y con tranquilidad grande arrancó una banderilla, sacó con ella el estoque y descabelló. La ovación fue enorme. Se le concedieron las dos orejas y el rabo, echando éste al palco de la Empresa, donde estaba D. Federico Blanco, a quien brindó la muerte del toro…

Por su parte, Gregorio Corrochano, en el ABC hizo el siguiente análisis de esta su segunda faena:

El cuarto se lo brindó a la Empresa. El toro llegó muy tardo, a pesar de los avivadores de fuego. Larita le tanteó con la mano izquierda, y como el toro no se arrancaba y estaba muy cerca, le dio con el estoque en el hocico. Entonces el toro se arrancó muy fuerte, y, a pesar de ello, Larita repitió la suerte. Tanto, esta faena como la otra fueron muy breves; éste fue el mayor acierto de Larita, pues estos toros medio mansos hay que aprovecharlos. Esto lo saben todos los toreros; lo qué ocurre es que no siempre el torero tiene decisión para aprovechar. Mató de dos medias estocadas, la primera ligeramente atravesada, y la segunda ligeramente tendida, porque el toro derrotó mucho. Y en los medios, sin el alivio de los tableros, plegó Larita la muleta, como despreciando esta defensa, sacó el estoque con una banderilla y descabelló. Más ovaciones y más orejas. Tarde completa, de conjunto, lucida...

Del conjunto de la actuación de Larita, Antonio Casero, que hacía e ilustraba la crónica en esos días para el Heraldo de Madrid, hizo las siguientes reflexiones:

Ayer vimos a un torero serio y valiente, y aunque derrochó alegrías, se vio en la plaza lo que hacía mucho tiempo no veíamos: torear, banderillear y matar, como dicen que lo hacían aquellos toreadores de redecilla y castoreño… Ayer olía la plaza a torero pundonoroso, a torero sin estética; pero con más corazón de artista que el que más tenga, y sobre todo que sacó al público del letargo que venía padeciendo… Ayer salía la gente de la plaza animosa, con cara de haberse divertido. En los corrillos, en las mesas de los cafés, en todas partes, se hablaba del éxito de Larita. ¿Qué alguien discute todavía tal o cual detalle? Discutan lo que quieran; pero lo que es indudable es que gracias a él ayer hubo alegría en la plaza y olor a torero de los que no se peinan con cosmético, y el público salió contento, que es lo que se trataba de demostrar... El triunfador Larita salió de la plaza por la puerta grande, en hombros de las huestes que lo vitoreaban...

La impronta de Larita en la historia

Antes del de Larita, se habían cortado dos rabos en la Plaza de la Carretera de Aragón, uno por José Roger Valencia, todavía novillero, el 11 de noviembre de 1918 y otro por Gallito, el 10 de octubre de 1918 y años después, Nicanor Villalta cortaría otro a un toro de Aleas, cerrando la contabilidad del coso en ese aspecto.

Así fue la tarde en la que Larita cortó un rabo en Madrid. Larita, ese torero que, al decir de Corrochano:

Yo no sé si digo bien al llamar torero a Larita. Torero, suele ser un muchacho muy atildado, de posturas estudiadas, como una damisela, que sale a la plaza a coquetear más que a matar toros. Y Larita es, un hombre gordo, muy ancho, casi apaisado, descuidado en el vestir, que no estudió la sonrisa para el tendido, y que toda su coquetería consiste en poner la barriga en la cara de los toros…

Ojalá hubiera más toreros como Larita, con menos poses y más entrega. Quizás la fiesta no estuviera hoy en entredicho.

Aviso parroquial: Una excelente recopilación del paso por los ruedos de Larita, la pueden encontrar en este sitio del blog de la Asociación El Toreo en Red Hondo. Ojalá les resulte de interés.

domingo, 24 de julio de 2022

Hace 90 años: Armillita y seis toros de Marcial Lalanda en Madrid (I/II)

Armillita en Madrid
Roberto Domingo
La Libertad, Madrid, 26 de julio de 1932

Hace trece años me había ocupado, más o menos marginalmente aquí, de este asunto. Pero dado el importante aniversario, intentaré abordarlo con algo más de profundidad, porque del examen de la prensa de la época, se advierten muchas circunstancias que hacen interesante su resultado y, sobre todo, la forma en la que se gestó.

Era la segunda ocasión – y la última hasta este día – en la que un torero mexicano mataba en solitario una corrida de toros en Madrid, pues la anterior había ocurrido el 14 de julio de 1912, cuando Rodolfo Gaona se enfrentó a 5 toros de Trespalacios y uno de Benjumea (3º). Esa tarde, el Califa de León tuvo una de esas tardes que no merecen ser recordadas, pues se le fue el tercero vivo a los corrales y el sexto le dio una paliza tal, que el sobresaliente, Carlos Lombardini, tuvo que terminar con él.

Así pues, el tema que intento presentarles, por sí solo, tiene su miga.

Armillita y Centello de la Viuda de Aleas

El 5 de junio de 1932, Fermín Espinosa firmó, en el ruedo de la plaza de la Carretera de Aragón, lo que quizás fue allí, su obra más acabada. Lo hizo alternando con Fortuna y Luis Fuentes Bejarano ante el sexto toro de la tarde, un toro negro llamado Centello, al que le cortó la oreja, a pesar de haberlo pinchado cuatro veces antes de meterle bien la espada.

Ese gran triunfo motivó a la empresa a anunciar para el jueves 9 siguiente una corrida extraordinaria, en la que el propio Luis Fuentes Bejarano, Armillita y Manolo Bienvenida darían cuenta de una corrida de Marcial Lalanda, que haría su presentación en la capital de España como ganadero de reses de lidia. Así salieron los programas a la calle.

Marcial Lalanda, ganadero de reses de lidia

Marcial Lalanda comparecía a la principal plaza del mundo con un encierro proveniente de la ganadería que en el año 1919 Antonio Flores Tassara adquiriera a Patricio Medina Garvey – y que antes fuera propiedad de Carlos Otaolaurruchi y Adolfo Gutiérrez Agüera – es decir, se trataba de la fundada por el canónigo Diego Hidalgo Barquero. Lalanda le compra a Flores Tassara todo el ganado de ese origen, y el vendedor se reserva las vacas que tenía de origen Braganza – Veragua, a las que pone con un semental de Santa Coloma, para mantener y rehacer su ganadería. En los últimos años Flores Tassara estuvo encastada en Murube.

De lo anterior resulta evidente que la corrida que Marcial Lalanda envió a la plaza de Madrid para el 9 de junio de 1932 llevaba el hierro de Flores Tassara y fue criada y seleccionada por este ganadero y que, por ende, solamente se lidiaba a nombre del diestro de Vaciamadrid, que utilizó la ocasión para adquirir la antigüedad que da el lidiar a su nombre una corrida completa en la capital española. Pero en el fondo, el encierro ofrecía la misma garantía que la del ganadero que la crio en los hechos. Eso iba a precipitar una serie de situaciones en los siguientes días.

Baile en el sorteo y suspensión

A la hora del sorteo el jueves 9 de junio de 1932, se anunció que Manolo Bienvenida no acudiría a cumplir su compromiso esa tarde, pues había sido lesionado la tarde anterior en una tienta a campo abierto en la ganadería de Graciliano Pérez Tabernero en Matilla de los Caños, Salamanca. A la par de ese comunicado, la empresa hizo saber que el sustituto de el hijo de El Papa Negro sería Manuel del Pozo Rayito, diestro que, de acuerdo con el anuario Toros y Toreros de Tomás Orts Ramos Uno al Sesgo correspondiente a esa temporada, para esa fecha había toreado apenas una corrida, la del día primero de mayo, allí mismo, en Madrid. 

Evidentemente que la calidad de extraordinaria de la corrida quedaba desmerecida con la salida del cartel de Bienvenida, por las causas que haya sido y aún más, con la sustitución concedida a Rayito, que poco aportaba a mantener la calidad de la combinación en cuanto a nombre, independientemente de su calidad como torero.

Eso fue seguramente lo que motivó la salida de Armillita del cartel. La prensa maneja que, de último momento, sin dar oportunidad a conseguir un sustituto, presentó un parte médico que señalaba que estaba lesionado de una muñeca e impedido para torear ese día, y seguramente lo estaba, pues no volvió a actuar sino hasta el día 26 en Vinaroz. Pero ese parte facultativo levantó mucho polvo.

En la edición nocturna de El Heraldo de Madrid de la misma fecha, se publica lo siguiente:

...anoche se supo que Manolo Bienvenida fué cogido por una vaca en la ganadería de D. Graciliano Pérez Tabernero, que le revolcó y pisoteó. Contusiones y magullamientos de primer grado que le impedían tomar parte en la corrida de Madrid... Así se lo comunicó a la Empresa, que, después de activas gestiones, contrató para sustituirle a Manuel del Pozo (Rayito) ... Y el contratiempo quedó conjurado... Pero he aquí que esta mañana, cerca de mediodía, Armillita comunicó a la Empresa que no podía torear por haberse resentido de la muñeca derecha, que la tiene lesionada, como es sabido... Y ... nada más. La corrida se ha suspendido, después de una intervención infructuosa de las autoridades...

Otra versión es la de Carlos Revenga Chavito, para el diario La Nación, también aparecido la noche de ese 9 de junio, que dice:

...Para esta tarde se había anunciado una corrida extraordinaria a base de seis toros de Marcial Lalanda para Luis Fuentes Bejarano, Armillita Chico y Manolito Bienvenida... El nuevo ganadero había enviado, según dicen, seis toros grandes, gordos y con buenos pitones...

PRIMER EPISODIO

Los actuales diestros, en vez de estar descansando para torear, algunas veces, la víspera de la corrida, se van al campo a entrenarse, y ... allí ocurren muchas cosas... Manolito Bienvenida ayer, en Salamanca, fue revolcado y lastimado por una vaca, y esto le impidió venir a Madrid... Avisó a la Empresa y ésta lo substituyó con Manuel del Pozo (Rayito).

SEGUNDO EPISODIO

Estamos en el apartado. Todo marcha a mil maravillas. De pronto aparece D. Arturo Barrera, apoderado de Armillita Chico, y en estas o parecidas palabras dice a la Empresa: Como el cartel ya no es el primitivo; como ya no torea Manolo Bienvenida, para que actúe mi torero es preciso que le firmen ustedes otras dos corridas, a once mil pesetas cada una... La Empresa no ha querido acceder a esta pretensión, y entonces Armillita Chico se ha puesto malo y al no «poder» torear, se ha suspendido la corrida, pues buscarle otro substituto hubiera sido una burla al público.

TERCER EPISODIO

Unos taurómacos charlan en un café:

- ¿Qué te ha parecido lo de Armillita Chico?

- Una «charraná».

- No. De ninguna manera.

Tercia un aficionado de verdad, y dice sentencioso: Esto se terminará cuando las autoridades tomaran el firme acuerdo de que el torero que se «pone malo» y «padece la enfermedad» que hoy sufre el mejicano, guarde forzosamente, como convalecencia, seis meses de alejamiento de los ruedos españoles.

Como este aficionado chipén piensa el que esto firma.

Al día siguiente, en El Imparcial, sin firma, entre otras cosas, se dice:

La corrida de ayer fue suspendida por las imposiciones de Armillita Chico. Los atracadores del toreo... Después del éxito de Armillita el domingo último, la empresa le ofreció dos corridas a 9,000 pesetas – por la del domingo cobró cinco –, entre ellas la de ayer jueves. Se fijaron los carteles, y ayer, cuando se iba a proceder al sorteo, el hermano de Armillita, sacando las cosas de quicio y queriendo explotar el éxito de su hermano Fermín, quiso darle un «trágala» a la empresa pidiéndole otras dos corridas a 11,000 pesetas. Y, naturalmente, la empresa no cedió a las intolerables pretensiones del torero mejicano, y como era ya la una de la tarde y no había tiempo suficiente para buscar un sustituto, se suspendió la corrida... Don Arturo Barrera, apoderado del mismo Armillita, tan pronto como se dio cuenta de las pretensiones del torero se apresuró a escribirle una carta dejando la representación y otra a la empresa dejando las cosas en claro para que no quede la menor duda de su proceder, que ha sido en esta ocasión, como siempre, ponderado y correcto...

Por su parte, el corresponsal de El Adelanto de Salamanca añade el hecho de que Juan Espinosa Armillita exigía, además, una corrida en Madrid para sí:

...Ayer marchó Bienvenida a Salamanca y anoche la empresa recibió un telegrama anunciándose que Bienvenida había sido lastimado por una vaca de don Graciliano Pérez Tabernero y por lo tanto no podía torear hoy... La empresa sustituyó a Bienvenida por Rayito, pero a la hora del sorteo de los toros, el hermano de Armillita planteó a la empresa la cuestión de que, si firmaba para su hermano tres corridas extraordinarias a 11,000 pesetas y otra para él, Armillita torearía la corrida, pues de lo contrario se pondría enfermo... La empresa no accedió a estas pretensiones y decidió suspender la corrida...

Eduardo Palacio en el ABC se pronuncia en el mismo sentido y en La Voz y Luz, simplemente se informa la suspensión. El 11 de junio el ABC publicó una nota consignando una rectificación de Armillita, firmada por Eduardo Palacio, en el siguiente tenor:

El diestro mejicano Fermín Espinosa (Armillita) dirige a este periódico una atenta carta rectificando la información publicada ayer sobre la suspensión de la corrida anunciada para la tarde anterior, en el sentido de asegurar que no exigió nada a la Empresa, y que el motivo de no haber podido actuar fueron unas lesiones que sufre en la muñeca de la mano derecha, según certificado de dos facultativos... No obstante la rectificación insertada, he de insistir en que el mismo día de la corrida, el jueves, un allegado al espada Armillita pidió a la Empresa la firma de dos corridas para éste, a 11,000 pesetas cada una, y fecha para que su hermano Juan, también matador de toros, actuase como tal en el ruedo madrileño... Negóse la Empresa a las dos peticiones, y a los pocos minutos se presentaba el certificado facultativo a que alude Armillita... Que se curen pronto las lesiones que sufre es lo que deseo con toda sinceridad...

Así entonces, los toros de Flores Tassara que se lidiarían a nombre de Marcial Lalanda volvieron a La Muñoza, a la espera de ser lidiados en una nueva oportunidad. La noticia se diluyó en el tiempo y no se tuvo noticia de esos toros ni de Armillita en Madrid, sino en las vísperas del domingo 24 de julio, cuando se anunció que el torero mexicano mataría él solo los toros del torero que, según su pasodoble, era el más grande.

Esto se va extendiendo, así que terminará el día de mañana.

Aviso parroquial: Este amanuense es el único responsable de los resaltados en los textos transcritos, pues no obran así en sus respectivos originales.

viernes, 1 de mayo de 2009

Un buen amigo y un buen libro…


Ayer por la mañana recibí una llamada telefónica del buen amigo don Gustavo de Alba, que me notificaba que en una librería del centro de Aguascalientes estaba en oferta un libro sobre la obra del pintor valenciano Roberto Domingo.

Ante el encierro casi forzado al que nos vemos compelidos por estos días, hay que encontrar algo que hacer y en estos casos, la lectura es un buen paliativo para evitar los efectos nocivos de la falta de actividad.

Quizás a muchos no les represente novedad, pero la obra en cuestión se titula Roberto Domingo. Arte y Trapío y es de la autoría de María Dolores Agustí Guerrero, madrileña de origen valenciano, quien de acuerdo con la solapa del libro, cuenta con carnet de Investigadora del Ministerio de Cultura Español y es además filósofa, gemóloga y perito judicial en materia de Bellas Artes.

El prólogo de Ángel Luis Bienvenida nos refiere una visita que en el otoño de 1944 realizaron él y el Papa Negro al estudio del artista, para pedirle que le pintara un óleo en el que aparecieran sus hijos Pepe, Antonio y el propio Ángel Luis jugando con banderillas en la Real Maestranza de Sevilla. El objeto del cuadro era corresponder a Antonio un brindis hecho a Ángel Luis en una corrida que habían toreado juntos ese año.

El lienzo que llevaba don Manuel Mejías era descomunal y eso disgustó a Roberto Domingo, que pidió uno más pequeño. Refiere el torero que se fueron a Sevilla y a la semana siguiente volvieron al estudio del pintor con dos sacos de albero, los que esparció en el piso de madera del lugar diciendo: ¡Aquí lo tiene para que lo pueda hacer más exactamente!.

Al año siguiente el cuadro estaba listo, Antonio, de grana y oro, iba en la cara del toro; Pepe de azul y oro estaba en un segundo plano y Ángel Luis, de verde y oro quedó al fondo. Antonio no aceptó el cuadro, argumentando que tenía muchos de don Roberto, por ello, Ángel Luis remata su prólogo agradeciéndose la oportunidad de poder admirar todos los días por haberlo conservado, tan grande obra, de tan grande y olvidado pintor taurino.

El libro contiene una prolija biografía de quién, de acuerdo con la declaración de intenciones de su autora, refleja luminosa y sincera, la vida misma con todo su aroma y todo su dramatismo, reconociendo que en alguna medida su trabajo no hubiera sido posible sin una obra de 1957, publicada por Valeriano Salas y escrita por J. Peñasco.

La obra contiene, como dice su contraportada, extensa documentación gráfica, cerca de ochocientas fotografías y documentos que dan una idea completa de tan insigne pintor, devolviéndole la actualidad y el lugar preeminente que le corresponde en el mundo del arte, con especial referencia a su genial interpretación de la fiesta taurina.

Pero lo que más me llamó la atención, es este pequeño epílogo, que tiene mucho de verdad y que creo que explica, en unas cuantas palabras, el verdadero sentido de la obra:

He aquí una modesta aproximación a la vida y obra del insigne pintor Roberto Domingo. Sirva como llamada de atención sobre su injusto olvido y llegue algún momento, que deseamos esté próximo, a ocupar el lugar destacado que por derecho le corresponde en la historia de la pintura contemporánea.

Ya les contaré el resultado de la lectura completa.

Referencia bibliográfica: Agustí Guerrero, María Dolores. – Roberto Domingo. Arte y Trapío. – Editorial Limusa S.A. de C.V. – Grupo Noriega Editores, 1ª edición, México, 1998. La edición española es de Agualarga Editores S.L.

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